Human Rights Defenders World Summit 2018.
Pronunciamiento de la Sesión sobre Mujeres Defensoras de Derechos Humanos1
Quienes participamos en la Sesión sobre Mujeres Defensoras de Derechos Humanos queremos expresar en este espacio que a 20 años de la Declaración y a 5 años de la Resolución sobre la protección de mujeres defensoras, seguimos siendo discriminadas, criminalizadas y asesinadas por atrevernos a alzar la voz y organizarnos en la defensa de la justicia y la igualdad.
Vivimos en un mundo dominado por el capitalismo que se sostiene sobre los hombros de las mujeres, sobre la explotación sexual y el control de nuestros cuerpos, sobre el racismo y la xenofobia, sobre el despojo y la disputa de los territorios. Un mundo donde ser mujer indígena, negra, lesbiana y trans significa enfrentar día a día la exclusión, la estigmatización y la muerte.
Un mundo en donde la violencia se ha convertido en un lucrativo negocio que hace rentable poner más fronteras y muros, hacer más guerras y dejar que seamos las mujeres quienes asumamos el peso del cuidado y la sobrevivencia del planeta.
Dentro de este sistema que algunos llaman desarrollo, es una amenaza para quienes concentran el poder y la riqueza que las mujeres nos organicemos y luchemos por nuestros derechos. Por ello la violencia contra nosotras es utilizada como mecanismo de control social y miedo, es un arma de guerra, una forma efectiva de destruir el tejido social y mantener la opresión.
Sin embargo, siguen siendo poco reconocidas en su gravedad las violencias que las mujeres y personas no binarias vivimos por exigir nuestros derechos. Incluso en este espacio, hemos escuchado poco de las mujeres defensoras y trans que viven violencia dentro de sus familias por no cumplir con los roles tradiciones, de las trabajadoras sexuales y mujeres migrantes que son golpeadas y abusadas sexualmente por la policía cuando exigen sus derechos, de las mujeres indígenas de los pueblos originarios que por defender territorios ancestrales y recursos vitales son estigmatizadas. Tampoco hemos hablado lo suficiente de la discriminación y el acoso que vivimos las mujeres dentro de nuestros propias organizaciones y dentro los espacios de derechos humanos.
Para nosotras la protección significa erradicar y ganar la batalla cultural contra todas las estructuras de opresión. Hemos trabajado mucho para tener marcos jurídicos que reconozcan y protejan nuestros derechos, hemos constatado una y otra vez las leyes que nos favorecen no se implementan.
A 20 años de la Declaración nos preguntamos cuánta energía más debemos gastar intentando que los gobiernos nos escuchen y cumplan con sus obligaciones. Gobiernos que nos encarcelan, que usan la violencia sexual para reprimirnos y los estereotipos de género para difamarnos. Estados que están provocando altísimos niveles de desigualdad y poniendo la democracia y los recursos públicos al servicio del poder corporativo, las jerarquías religiosas o el crimen organizado. Sistemas de justicia enfermos de prejuicios, de corrupción y de impunidad.
En nuestra experiencia sabemos que el cuidado mutuo y las redes de protección y articulación entre movimientos salvan vidas. Sabemos que fortalecer nuestro poder colectivo en las comunidades y construir formas propias de autodefensa y sanación es lo que nos ha protegido de la violencia con mayor efectividad y nos ha permitido enfrentar el miedo y mantener la esperanza.
Sabemos que hay alternativas al sistema actual. Los pueblos indígenas y las comunidades que están resistiendo los proyectos extractivos, están construyendo también formas alternativas de consumo y relación más respetuosa con la naturaleza. Poniendo en práctica otras formas de gobierno que fortalecen el poder colectivo.
Las feministas y las personas no binarias a través de la experiencia personal y colectiva de liberación estamos aportando claves fundamentales para la construcción de sociedades sin discriminación.
Esperamos que nuestra visión sea incluida en el Plan de Acción, que se incorpore un lenguaje inclusivo y feminista y se de cuenta de la urgencia de cambiar el modelo vigente. Pero sobre todo esperamos que nuestra visión sea integrada en la práctica y la visión política del movimiento de derechos humanos aquí presente.
Tomar en serio la inclusión de la diversidad en todos los espacios de decisión –fortaleciendo la representación de las regiones más alejadas-, asegurar recursos flexibles y accesibles para las redes de protección entre mujeres defensoras y la protección colectiva en las comunidades, confrontar el poder corporativo tanto en el norte como en el sur global, construir la solidaridad desde la visión y demandas de las comunidades y grupos de base, o exigir tolerancia cero al acoso sexual y de todo tipo dentro de los movimientos sociales y los espacios de derechos humanos, son pasos concretos que podemos dar para enfrentar la violencia de sistema actual y construir un mundo justo y sostenible para todos los seres que habitamos el planeta.
1 Conclusiones de la Sesión sobre Mujeres Defensoras de Derechos Humanos. Elaboró: Marusia López (JASS e IM-Defensoras), Miriam Miranda (OFRANEH), Verónica Vidal (AWID e IM-Defensoras), Cynthia Rothschild, Georgina Orellano (AMMAR), con los aportes de todas las asistentes a la Sesión.