Querida Marisela, a 10 años del brutal asesinato que te arrebató la vida y nos dejó sin una defensora de derechos humanos que supo plantarle cara al poder, te escribimos estas líneas con el corazón dolido y la exigencia renovada de justicia para ti y para todas las madres que cada día buscan a sus hijas desaparecidas, luchan ante tribunales machistas para que los feminicidios de sus personas amadas no queden impunes, se organizan, se acuerpan, sanan juntas y nos dan una enorme lección de dignidad.
Tu asesinato nunca será olvidado, hace 10 años salimos a las calles de la Ciudad de México y nos convocamos ante las embajadas de muchos países para gritar “¡Ni una más!”. Hoy en día, organizaciones como el CEDEHM, que caminaron contigo, siguen poniendo tu nombre en alto. En la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos y la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México, tu lucha y la de quienes te acompañaron en ella nos inspiró para crear redes de protección a defensoras.
Hoy seguimos exigiendo justicia y volvemos a decir “Marisela, Presente!”, a honrar tu memoria y tu lucha, y a llorar tu asesinato y el de tu hija Rubí con la convicción de que tu trabajo no fue en vano y que hoy, gracias a ti, las mujeres estamos más decididas que nunca a terminar con la violencia patriarcal.