Las defensoras y activistas afganas, así como todas las mujeres, niñas y personas con identidades sexo-genéricas disidentes que viven en Afganistán se encuentran en situación de riesgo extremo tras la toma del poder por parte del Talibán, o autodenominado Emirato Islámico de Afganistán. Ello sucede tras la retirada de los Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) veinte años después de una guerra destructiva que iniciaron unilateralmente.
Las mujeres y las niñas están pagando el precio de décadas de una política militar internacional fallida, con Estados Unidos a la cabeza, que lejos de luchar por los derechos de las mujeres y las niñas persiguió sus propios intereses económicos y de control geopolítico, llegando incluso a entrenar y financiar a grupos armados en Afganistán que han cometido atrocidades, incluida una terrible violencia contra las mujeres. En sus esfuerzos por derrotar a los talibanes, los Estados Unidos se aliaron con los señores de la guerra, muchos de los cuales llegaron a ocupar puestos prominentes en el gobierno y continuaron violando derechos con total impunidad. Los Estados Unidos y gobiernos aliados de la OTAN gastaron mucho más dinero en su intervención militar que en los esfuerzos por hacer avanzar los derechos de las mujeres. (1)
La toma del poder por parte de los talibanes implica una escalada en la imposición y sostenimiento de políticas misóginas y fundamentalistas que vulneran de forma radical los derechos humanos de las mujeres, niñas y personas con identidades sexo-genéricas disidentes y situan a las activistas y defensoras de los derechos de las mujeres en una extrema situación de riesgo, que las expone a ser perseguidas, desaparecidas e incluso ejecutadas. Informes recientes de medios de comunicación señalan ataques dirigidos contra mujeres y niñas en áreas ya capturadas por los talibanes. Se han bombardeado o cerrado escuelas de niñas. Los ataques violentos perpetrados por los talibanes contra las mujeres y niñas son crímenes de guerra que incluyen ejecuciones sumarias, violencia sexual y matrimonio forzado. Estos actos de violencia están provocando un desplazamiento masivo que, en el marco de una pandemia mundial, está desatando una profunda crisis humanitaria.
Durante las últimas dos décadas, miles de mujeres han arriesgado sus vidas para promover los derechos de las mujeres y niñas en Afganistán. Han sido ellas, y no la intervención de Estados extranjeros, quienes de manera colectiva, desde sus comunidades y territorios, exponiendo sus cuerpos y su integridad, han logrado grandes avances en sus derechos que ahora están en peligro de ser revertidos.
Desde la IM-Defensoras repudiamos las políticas fundamentalistas y misóginas del régimen Talibán y señalamos a los Estados Unidos y a sus aliados de la OTAN como co-responsables de la actual situación de crisis humanitaria y de derechos humanos que vive la población afgana y que afecta, de manera especial, a las mujeres y niñas.
Es urgente, en el actual contexto, tomar medidas rápidas y sólidas para proteger a las defensoras de derechos humanos afganas y sus organizaciones. Por ello, hacemos un llamado a las defensoras y organizaciones de todo el planeta para que nos comprometamos con la protección de las mujeres afganas y sus organizaciones, apoyando sus llamados de solidaridad, difundiendo su visión sobre el conflicto, apoyando sus causas también a través de iniciativas para recaudar recursos como el Afghan Women’s Survival Fund y exigiendo a los gobiernos de nuestros países que se comprometan con el logro de la paz y la protección de las mujeres.
Exigimos a los gobiernos y actores internacionales responsables de esta tragedia que asuman su responsabilidad y que, contra la lógica de guerra que han usado hasta ahora, utilicen los medios que aseguren una paz duradera y en cuya construcción las mujeres y defensoras de derechos humanos de Afganistán sean las principales protagonistas.
También demandamos que se facilite el refugio internacional para mujeres afganas y activistas en riesgo, lo cual implica revertir las cada vez más inhumanas políticas de fronteras impuestas en todo el mundo, y establezcan un corredor humanitario que facilite la entrega de ayuda, con la guía y el liderazgo de las organizaciones locales de mujeres.
Nuestro reconocimiento y admiración ante el trabajo incansable de las defensoras afganas, quienes pese a las condiciones de extrema hostilidad que llevan décadas enfrentando, no han dejado de seguir luchando por los derechos de todas las mujeres y niñas de su país. Ellas son una inspiración para todas nosotras y, ahora más que nunca, nuestro corazón y nuestro abrazo sororo está con todas ellas.
(1) Ver el artículo "El Talibán toma el poder después de 20 años de Guerra Fallida", de MADRE)