Muchas gracias a todos las y los periodistas y medios de comunicación por su presencia el día de hoy.
El día de hoy, hemos pedido al Cenidh, ante quien estamos poniendo esta denuncia, que esta sea publica, por tanto, esta es la razón de esta conferencia de prensa. También agradecemos a Amnistía Internacional a través de su directora para las Américas Ericka Guevara su acompañamiento y acuerpamiento el día de hoy.
Queremos compartirles con mucha angustia que hemos recibido información creíble acerca de que recientemente mi hija Ana Margarita Vijil, fue agredida por parte de un oficial de alto rango de la Policía. Según esa información, en la madrugada del 19 de diciembre dicho oficial penetro en estado de ebriedad a la celda de la Dirección de Auxilio Judicial donde Ana Margarita se encuentra secuestrada e incomunicada desde hace más de 6 meses. Hasta el momento de esta comparecencia ante ustedes, no sabemos cuál es el tipo de agresión que sufrió Ana Margarita ni la dimensión de los daños.
Primero le negaron arbitraria e ilegalmente su libertad, después obstaculizaron su derecho a la defensa, incluso le negaron la posibilidad de recibir alimentos y frazada, así como tener una atención adecuada por su médico tratante, durante este tiempo las autoridades de Nicaragua tampoco han respetado las condiciones de detención establecidas en el marco de la ley y de las normas Nelson Mandela.
Esta información que estamos denunciando, de confirmarse, es gravísima, nos preocupa por la posición del presunto oficial de alto rango que ingresó a su celda y el estado en que lo hizo, la condición de mujer de Ana Margarita, así como el régimen de aislamiento e incomunicación en el que la mantienen, la coloca en una situación de especial vulnerabilidad.
Mi hija en este momento está secuestrada injustamente por el Estado de Nicaragua e incomunicada. Por tanto, estas instituciones son responsables del resguardo de la vida y seguridad personal de Ana Margarita y la de todas las personas que están secuestradas tanto dentro del sistema penitenciario nacional como en las diferentes instalaciones policiales. Por esta razón, solicitamos al Estado de Nicaragua que nos responda las siguientes preguntas:
¿Qué fue lo que pasó esa madrugada?
¿Cuál es el estado de la salud física y emocional de Ana Margarita?
¿Qué tipo de agresión sufrió y cuáles fueron los daños?
¿Por qué un oficial entró a su celda en la madrugada y en estado de ebriedad?
¿Quién autorizó y permitió el ingreso de ese oficial?
¿Quiénes fueron los presuntos agresores intelectuales y el presunto agresor material?
Para tener respuesta a estas preguntas y por la gravedad de los hechos mencionados, demandamos:
Que yo, su madre, junto con alguien más de mi familia acompañadas por representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) podamos verla de manera inmediata para constatar su situación y su integridad física y emocional
Que cese inmediatamente el aislamiento de Ana Margarita, mi nieta Tamara Dávila, Suyen Barahona, Dora María Téllez y todas las personas que se encuentran aisladas en las otras cárceles, ya que el aislamiento es una grave violación a sus derechos y les pone a todos en situación de extrema vulnerabilidad.
Que se realice una investigación exhaustiva y ética sobre estos hechos para esclarecer la situación, que identifique responsabilidades y castigue a los culpables directos e indirectos.
Exijo que cesen estas torturas y que se restablezcan esos derechos para todos y todas, así como la liberación inmediata e incondicional de las más de 167 personas presas políticas de Nicaragua.
Esta es nuestra denuncia y nuestras peticiones al Estado. Ante esta situación gravísima, nuestra petición al Cenidh y a Amnistía Internacional es que coadyuven en la defensa de los derechos humanos de Ana Margarita.
¡Yo quiero ver a mi hija Ana Margarita, necesito verla y saber que está bien!