La noche del jueves 27 de enero, un sujeto desconocido irrumpió en el negocio que regentaba la defensora Ana Luisa Garduño en el municipio de Temixco, Morelos, se dirigió directamente hacia donde ella se encontraba y la asesinó usando un arma de fuego. Según el informe policial, el cuerpo de la defensora presentaba tres impactos de bala.
Ana Luisa Garduño tenía 51 años de edad y desde 2012 había desarrollado una incansable labor de búsqueda de justicia por el feminicidio de su hija, menor de edad, Ana Karen Huicochea. Ana Luisa fundó el Colectivo Ana Karen Vive A.C., desde donde también participó en el Frente de Víctimas del Estado de Morelos, la Asociación de Víctimas y Ofendidos del Estado de Morelos y en la última brigada nacional de búsqueda.
El pasado mes de julio, Ana Luisa había denunciado públicamente que a nueve años de haberse producido el feminicidio de su hija, éste seguía impune al permanecer prófugo su presunto responsable, el compañero sentimental de Ana Karen, quien podría haber huido al Estado de Jalisco. La defensora señaló la ineficiencia del Ministerio Público y llamó a ejercer presión sobre éste y sus agentes para que llevara a cabo el trabajo necesario para encontrar al responsable y hacer justicia.
El asesinato de Ana Luisa Garduño se produce en un contexto cada vez más riesgoso para las defensoras y organizaciones que trabajan por el derecho a la verdad, justicia y reparación en México, un país donde hay más de 90 mil personas desaparecidas y donde 90% de asesinatos permanecen en la impunidad. Con la omisión y la desprotección de las instituciones de los diferentes ámbitos de gobierno, estas defensoras, colectivos y organizaciones se ven obligadas a emprender por su propia cuenta y medios la búsqueda de sus personas desaparecidas y la investigación de los feminicidios y asesinatos de sus familiares, lo que las pone en una situación de mucha vulnerabilidad ante los grupos de crimen organizado, muchas veces implicados en las desapariciones y asesinatos, y ante funcionarios corruptos, especialmente del ámbito local y estatal.
Durante los 5 últimos años al menos 5 mujeres defensoras del derecho a la verdad, justicia y reparación han sido asesinadas en México. Al asesinato de Ana Luisa lo preceden los de Miriam Rodríguez en Tamaulipas, Zenaida Pulido en Michoacán; Aranza Ramos en Sonora y María del Rosario Aguilar en León, Guanajuato. No podemos olvidar tampoco el caso de Grisell Pérez, quien está desaparecida en el Estado de México desde marzo de 2021. Según datos de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México, entre 2010 y 2020 al menos 63 mujeres defensoras de derechos humanos y periodistas fueron asesinadas en el país.
Desde la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México y la IM-Defensoras condenamos el asesinato de la defensora Ana Luisa Garduño y trasladamos nuestra solidaridad y abrazo a su familia y a sus compañeras de lucha por el derecho a la verdad, la justicia y la reparación en el Estado de Morelos.
A las instituciones mexicanas de justicia les exigimos una investigación expedita y con perspectiva de género de este asesinato, que tenga en cuenta el trabajo como defensora de Ana Luisa Guarduño y su condición de mujer para establecer las principales líneas de investigación. Asimismo demandamos que se tomen las medidas necesarias para garantizar la protección de su familia y de las personas que integran el Colectivo Ana Karen Vive A.C.
A las autoridades de todos los niveles del Estado mexicano demandamos acciones urgentes y efectivas para acabar con la desprotección en la que se encuentran quienes buscan justicia y a sus personas desaparecidas, tomando todas las medidas necesarias para que las instituciones responsables cumplan con su deber de investigar todos y cada uno de sus casos con la debida diligencia y garantizando la protección de las defensoras y sus organizaciones.
Ante el preocupante contexto de riesgo que enfrentan quienes defienden el derecho a la verdad, la justicia y la reparación en México, llamamos a la comunidad internacional a mantenerse vigilante y a solidarizarse con estas defensoras, sus colectivos y organizaciones.