Mucha gente conoció a Berta, de muchos modos, siempre directa y del hacer no tanto de andar saliendo en las fotos; así era. Luego de su asesinato se multiplicó su imagen, la palabra rebelde y algo de su acción política.

Sin duda cada una tiene su propia versión de Berta Cáceres, pero se puede decir que era una mujer de lucha y de palabra. La mataron por eso, por la escasez de gente como ella, poca dada al homenaje y la labia. Hoy, en Honduras hay muchas personas que la tienen como inspiración, ejemplo y guía.

Los reconocimientos son importantes y necesarios, sin embargo, algunos son desatinados, de mal gusto, inoportunos. Tal es el caso de la propuesta para que el rostro de nuestra querida compañera Berta Cáceres sea impresa en un billete, por demás, de alta denominación o sea que escaso en la bolsa de su pueblo. La iniciativa es un gesto que no entiende talvez que si algo ella odiaba era el capital, nada lo representa más que el dinero y sus demonios.

Honrar a Berta, homenajearla es que se sigan los procesos de justicia que están inconclusos: la sentencia a David Castillo; la investigación a los autores intelectuales de su asesinato; el cierre total de la licitación sobre el Gualcarque y todas las que hay acechando ríos y montañas verdes donde el espíritu libre de Berta Cáceres camina.

La Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras hacemos pública nuestra posición y expresamos que nos parece indigno poner el rostro de Berta en un billete, que es la presea de los banqueros, es decir aquellos que organizaron y respaldaron su asesinato.

JUSTICIA PARA BERTA, JUSTICIA PARA LOS PUEBLOS