Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras - Cerramos agosto con un septiembre represivo, el joven artista Christian Espinoza fue atacado brutalmente por la policía durante una movilización del 15 de septiembre en la ciudad de Tegucigalpa. El régimen continúa su política de represión, reflejada en diversos casos en los que evidentemente se condena a luchadoras y luchadores sociales.
Distintos casos que fueron sobreseídos han sido puestos de nuevo en los tribunales, tal como cinco defensores de agua en Tocoa, líderes estudiantiles, y el caso particularmente escandaloso de la diputada María Luisa Borjas a quien la Corte de Justicia le negó un recurso de casación ante la acusación por calumnias de la familia Atala, por el asesinato de Berta Cáceres, lo que podría al menos inhabilitar políticamente a la defensora y enviarla a prisión.
En agosto permanece la desaparición forzosa de los líderes garífunas que fueron sacados de sus comunidades, la OFRANEH no ha dejado de exigir su aparición con múltiples acciones públicas y de incidencia nacional e internacional, a las cuales el Estado de Honduras sigue sin dar explicaciones a pesar de señalar presuntas investigaciones. La desaparición forzosa a líderes de luchas es una alerta de agresión a derechos humanos sumamente grave.
En lo que se refiere a la COVID-19, la epidemia sigue su curso a lo ancho del país, y ha sido enfrentado de manera decidida por comunidades, pero igualmente ha provocado 1, 747 muertes, según datos oficiales. De lo que no hay duda es de la sumatoria de actos de corrupción denunciados públicamente por organismos de la sociedad civil en medio de la crisis sanitaria. Dichos casos aún se encuentran sin investigación.
Agosto nos dejó 250 mil pruebas rápidas echadas a perder por mal almacenamiento, cada una de ellas con un costo de siete dólares y medio. Por otra parte, la economía del país y su capacidad de endeudamiento tienen un crecimiento opuesto. Al menos 200 mil personas, según informe de Radio Progreso, se suman a los desempleados de antes de la cuarentena y 7 de cada 10 familias han quedado sin ingreso estable.
Los resultados de esta situación ya son visibles y lo serán más en los próximos meses y años. El endeudamiento, de por sí un problema histórico en Honduras, ha tocado sus niveles más altos en décadas. Podemos imaginar lo que significa para las familias, y especialmente para las mujeres esta situación. Más y más se suman a las calles de las ciudades del país pidiendo comida, y a veces recibiendo gases lacrimógenos.